Considerado uno de los orfebres más importantes del mundo, sus huevos de pascua representan la cumbre de su obra. Para ellos utilizó materiales preciosos como oro, plata, platino o paladio. Estas obras contaban en su interior con otros elementos, tallados en metales nobles y decorados con piedras preciosas. El primero de todos era un huevo de platino que contenía otro de oro que a su vez contenía una gallina. A la emperatriz María le encantó. La celebración rusa de la Pascua ortodoxa ya se celebraba entonces con el intercambio de huevos.
Fabergé falleció tres años después del comienzo de la revolución rusa, en 1920. Sus huevos de pascua, símbolo de ostentación y esplendor en todo el mundo, han alcanzado precios increibles en las subastas realizadas a lo largo de la historia, que no llegan a la decena. En 2007 se subastó un huevo fabricado para la familia de banqueros Rothschild por 18 millones de dólares —alrededor de 15 millones de euros—. Unos años antes se había subastado el Huevo de Invierno por más de 5 millones de dólares.
Fuente: ABC
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