A los 36 anos de edad, William Painter su patrón le dio un consejo de oro; la clave de su fortuna, de su inmortalidad quizá. Lo que le dijo al joven fue bastante simple: “si usted quiere ganar dinero en poco tiempo; debe inventar algo que cueste barato y se produzca en grandes cantidades; ha de ser un articulo que todos usen y se tire enseguida”.
La cuestión era encontrar un producto de común y de precio mas común, que le rescatara a la vez del mundo de lo común. Algo barato y descartable El viajante King Camp siguió cruzando los Estados Unidos colocando toneladas de tapones de corcho exprimiendo sus sesos en busca del articulo milagrosos.
Observaba por doquier, escrutaba las costumbres de los distintos pueblos, se informaba de hábitos alimentarios, de sus vestimentas, de sus pasatiempos. Alguna carencia debía haber en ellos, que le inspirara la invención de su vida justamente el día en que cumplía sus 40 años de edad, le toco la frente el dedo de diamante de la inspiración.
En el año de 1.895; mientras King Camp afilaba su navaja, y mientras sus manos trabajaban el metal brillante, su mente se abrió camino hacia la revelación. Algo que cueste barato y se produzca en grandes cantidades. Y bien, todas las mañanas, millones de hombres en todo el mundo trajinaban con sus navajas. Ahí estaba el gran mercado.
Había que ofrecer una navaja fácilmente reemplazable, del tipo úsela y tírela. Lo demás vendría por añadidura vino pero no tan fácilmente Pasaron meses aun años en interminables experimento pruebas y pruebas.
Primero en soledad, luego junto a Wimas Nickerson, un egresado del Instituto Tecnológico lliamco de Massachusetts, inventor de la bomba neumática, un verdadero genio de la mecánica. Nickcerson diseño las maquinarias necesarias para fabricar las navajas, en tanto King Camp contrataba con las acerías la compra de acero laminado en espesores de desusa da delgadez y negociaba con banqueros la financiación de la empresa. La primera máquina de afeitar, que recibió el nombre de ''Safety Razor''.
Los primeros cinco mil dólares por mes se gastaron rápidamente, con hojas que agraviaban la piel menos sensible. Pero contaba con el talento tecnológico de Nickerson y el financiero de John Joyce, nombrado administrador de la incipiente fabrica. Cuando ingreso, la rudimentaria maquina y las tres cuchillas se comercializaban a tres dólares. y de dos. El 2 de diciembre Camp Gillette patentaba la hoja de afeitar. Lo demás vino por añadidura.
Perfeccionado, su invento se transformo en un nuevo tributo al descarte, símbolo de la sociedad de consumo. El producto estaba al alcance de todos y podía ser fácilmente reemplazado. Mas aun: una inteligente propaganda inducía no solo al reemplazo sino al cambio.
A quienes se sentía individualistas como para no ser confundidos con la masa, la compañía les proporciono maquinas de oro macizo y también de plata maciza. El rostro perfectamente afeitado del inventor se difundió en millones de paquetes y en decenas de millones de envoltorios de hojas de afeitar.
Y su apellido recibió la consagración de identificar, aunque hayan pasado 95 años, un producto de consumo masivo, cualquiera fuere su marca, cualesquiera fueren el meridiano o la latitud del mundo de las barbas efímeras.
King Camp Gillette murió el 10 de julio de 1.932.
Fuente: Liderazgo y Mercadeo
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