Es muy fácil machacarnos día a día con todos nuestros fallos y debilidades y todo lo que hacemos mal, y menos frecuente, creer que nuestro bienestar futuro depende del aprendizaje que hayamos obtenido con nuestros tropiezos del pasado. Pero lo cierto es que sin fracasos, nadie aprende.
- Enumera tus fracasos durante la semana. No los disculpes o los evites, apúntalos, obsérvalos con curiosidad e incluso coméntalos con gente de tu confianza. Puede que te ganes su simpatía y además obtengas consejos que pueden ayudarte a mejorar
- Disfruta de tu imperfección por un día. Te darás cuenta que no se acaba el mundo por desayunar más tarde o tomarte un capricho ocasional saltándote la dieta y comprobando que todo puede seguir su curso, o llevar a tu hijo al colegio sin meterle prisas; o tómate algo con tu pareja entre semana aunque dejes la colada para el día siguiente.
- Observa todas aquellas "pequeñas cosas" que has hecho bien o han salido a tu gusto, solo por el hecho de ser diferentes o imperfectas. Celebra tu día de “lo imperfecto”, aprende y diviértete con tus fallos;al fin y al cabo “dramatizar” es un elemento más que dificultará la resolución de los problemas e impactará en tu autoestima y capacidad para resolver las situaciones con éxito.
“Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta, y en el momento exacto. Y entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre... Autoestima.
Cuando me amé de verdad, percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando la coloco al servicio de mi corazón, ella tiene una gran y valiosa aliada. Todo eso es... ¡Saber vivir!
“No debemos tener miedo de confrontarnos... Hasta los planetas chocan... y del caos nacen las estrellas”.
Charlie Chaplin
Fuente: Emociones Saludables
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