En 1785 entró en el taller del pintor neoclásico Jacques-Louis David, quien le presentó a Napoleón en 1793, impulsando así la carrera de Gros como pintor de temas históricos. Su primera obra importante fue Napoleón en Arcole (1796, Museo de Versalles, Francia), a la que siguieron múltiples lienzos de grandes dimensiones: Napoleón visitando a los apestados de Jaffa (1804, Museo del Louvre, París), Murat en la batalla de Abukir (1806, Museo de Versalles), El campo de batalla de Eylau (1808, Museo del Louvre) y La batalla de las pirámides (1810, Museo de Versalles).
También pintó una serie de retratos del emperador y de sus allegados, entre los que se incluyen Napoleón como primer cónsul (1801-1802, Museo de la Legión de Honor, París) y El subteniente Legrand (1810, Museo de Arte de Los Ángeles, Estados Unidos). Todas sus obras históricas expresan un gran sentido de la acción y de la heroicidad. Después de la caída de Napoleón, en 1815, ocupó el lugar de trabajo de Jacques-Louis David, que se había exiliado, como profesor de la Escuela de Bellas Artes y recibió de la monarquía borbónica restaurada el título de barón. En sus últimas obras incluyó numerosos temas mitológicos dentro de un neoclasicismo un tanto forzado.
El fracaso ante público y crítica le hizo dudar de su capacidad artística y, al recibir unas críticas muy adversas en el Salón de 1835, se suicidó arrojándose al Sena. Su obra fue muy admirada por los pintores románticos franceses Eugène Delacroix y Théodore Géricault.
Fuente: EPDLP
Fuente: EPDLP
Antoine-Jean Gros: Bonaparte at the Bridge of Arcole, ca.1801 |
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