jueves, 2 de abril de 2015

Biografía de Émile Zola

Escritor francés

Nació el 2 de abril de 1840 en París.

Hijo de un ingeniero civil italiano que a su muerte dejo a la familia en la pobreza.

Se crió en Aix-en-Provence, en cuyo colegio cursó los estudios primarios y conoció a Paul Cézanne también tuvo amistad con Édouard Manet, Camille Pissarro y los hermanos Goncourt. Gracias a una beca de estudios se trasladó a París para estudiar en el Liceo de Saint-Louis. No consiguió terminar el bachillerato y comenzó a trabajar como empleado en la editorial Hachette.

Publicó su primera obra, Cuentos para Ninon, aun bajo la influencia del romanticismo, en 1864, y en 1867 presentó Thérèse Raquin, su primera novela propiamente naturalista, un estudio psicológico del asesinato y la pasión. Interesado por los experimentos científicos sobre la herencia, quiso escribir un novela que penetrara en todos los aspectos de la vida humana, dando a esta nueva escuela de ficción literaria el nombre de naturalismo con el que pretendía hacer un análisis científico como los que habían hecho Charles Darwin y Karl Marx.

Escribió una serie de veinte novelas entre 1871 y 1893, bajo el título genérico de Les Rougon-Macquart. Fue calificado de obsceno y criticado por exagerar la criminalidad y el comportamiento a menudo patológico de las clases más desfavorecidas. Algunos de los libros que se ocupan de las cinco generaciones de la familia, alcanzaron una gran popularidad, entre las que destacan La taberna (1877), estudio sobre el alcoholismo; Nana, basada en la prostitución; Pot-bouille (1882), análisis sobre las pretensiones de la clase media; Germinal(1885), relato sobre las condiciones de vida de los mineros; La bestia humana (1890), donde analiza las tendencias homicidas; y El desastre (1892), un relato sobre la caída del Segundo Imperio.

Sus obras posteriores, escritas a partir de 1893, son menos objetivas y más dogmáticas. Entre éstas figura la serie Las tres ciudades (1894-1898), que incluye Lourdes (1894), Roma (1896) yParís (1898). Autor también de varios libros de crítica literaria en los que ataca a los escritores románticos. El mejor de sus escritos críticos es el ensayo La novela experimental (1880) y la colección de ensayos Los novelistas naturalistas (1881). En enero de 1898 se vio envuelto en el caso Dreyfus, cuando escribió una carta abierta que se publicó en el diario parisino L'Aurore. Es la famosa carta conocida como J'accuse ('Yo acuso'), en la que arremete contra las autoridades francesas por perseguir al oficial de artillería judío Alfred Dreyfus, acusado de traición. Tras la publicación de esta carta, fue desterrado a Inglaterra durante un año.

Émile Zola murió en París, el 29 de septiembre de 1902, intoxicado por el monóxido de carbono que producía una chimenea en mal estado.


Obra

Cuentos y novelas

Contes à Ninon (1864)
La Confession de Claude (1865)
Le Voeu d'une morte (1866)
Les Mystères de Marseille (1867)
Thérèse Raquin (1867)
Madeleine Férat (1868)
Nouveaux Contes à Ninon (1874)
Naná (1878)
Les Soirées de Médan (1880)
Jacques Damour (1880)
Madame Sourdis, (1880)
Le Capitaine Burle (1882)
Naïs Micoulin (1884)
La Mort d'Olivier Bécaille, (1884)

Serie de Les Rougon-Macquart. De 1871 a 1893 (veinte novelas):

La Fortune des Rougon 1871
La Curée 1872
Le Ventre de Paris 1873
La Conquête de Plassans 1874
La Faute de l'abbé Mouret 1875
Son Excellence Eugène Rougon 1876
L'Assommoir 1878
Une page d'amour,1878
Nana 1880
Pot-Bouille, 1882
Au Bonheur des Dames 1883
La Joie de vivre 1883
Germinal 1885
L'Oeuvre 1885
La Terre 1887
Le Rêve 1888
La Bête humaine 1890
L'Argent 1891
La Débâcle 1892
Le Docteur Pascal 1893

Serie de Las tres ciudades:

Lourdes (1894)
Roma (1896)
París (1898)

Serie de Los Cuatro Evangelios:

Fécondité. Fecundidad (1899)
Travail. Trabajo (1901)
Vérité. Verdad (1903)

Ensayos

La novela experimental (1880)
La escuela naturalista (1881)
El naturalismo en el teatro (1881)
J'accuse (1898)


Yo acuso (fragmento)

"Un hombre nefasto ha conducido la trama; el coronel Paty de Clam, entonces comandante. El representa por sí solo el asunto Dreyfus; no se le conocerá bien hasta que una investigación leal determine claramente sus actos y sus responsabilidades. Aparece como un espíritu borroso, complicado, lleno de intrigas novelescas, complaciendose con recursos de folletín, papeles robados, cartas anónimas, citas misteriosas en lugares desiertos, mujeres enmascaradas. El imaginó lo de dictarle a Dreyfus la nota sospechosa, el concibió la idea de observarlo en una habitación revestida de espejos, es a el a quien nos presenta el comandante Forzineti, armado de una linterna sorda, pretendiendo hacerse conducir junto al acusado, que dormía, para proyectar sobre su rostro un brusco chorro de luz para sorprender su crimen en su angustioso despertar. (...) Se murmuran hechos terribles, traiciones monstruosas y, naturalmente, la Nación se inclina llena de estupor, no halla castigo bastante severo, aplaudir la degradación pública, gozar viendo al culpable sobre su roca de infamia devorado por los remordimientos. (...) Es una mentira, tanto mas odiosa y cínica, cuanto que se lanza impunemente sin que nadie pueda combatirla. Los que la fabricaron, conmueven el espíritu francés y se ocultan detrás de una legítima emoción; hacen enmudecer las bocas, angustiando los corazones y pervirtiendo las almas. No conozco en la historia un crimen cívico de tal magnitud. (...) Conozco a muchas gentes que, suponiendo posible una guerra, tiemblan de angustia, porque saben en que manos esta la defensa nacional. En que albergue de intrigas, chismes y dilapidaciones se ha convertido el sagrado asilo donde se decide la suerte de la patria!. Espanta la terrible claridad que arroja sobre aquel antro el asunto Dreyfus; el sacrificio humano de un infeliz, de un puerco judío. Ah! se han agitado allí la demencia y la estupidez, maquinaciones locas, prácticas de baja policía, costumbres inquisitoriales; el placer de algunos tiranos que pisotean la nación, ahogando en su garganta el grito de verdad y de justicia bajo el pretexto, falso y sacrílego, de razón de estado. Y es un crimen mas apoyarse con la persona inmunda, dejarse defender por todos los bribones de París, de manera que los bribones triunfen insolentemente, derrotando el derecho y la probidad. Es un crimen haber acusado como perturbadores de Francia a cuantos quieren verla generosa y noble a la cabeza de las naciones libres y justas, mientras los canallas urden impunemente el error que tratan de imponer al mundo entero. Es un crimen extraviar la opinión con tareas mortíferas que la pervierten y la conducen al delirio. Es un crimen envenenar a los pequeños y a los humildes, exasperando las pasiones de reacción y de intolerancia, y cubriéndose con el antisemitismo, de cuyo mal morirá sin duda la Francia libre, si no sabe curarse a tiempo. Es un crimen explotar el patriotismo para trabajos de odio; y es un crimen, en fin, hacer del sable un dios moderno, mientras toda la ciencia humana emplea sus trabajos en una obra de verdad y de justicia. !Esa verdad, esa justicia que nosotros buscamos apasionadamente, las vemos ahora humilladas y desconocidas!. (...) Tal es la verdad, señor Presidente, verdad tan espantosa, que no dudo quede como una mancha en vuestro gobierno. Supongo que no tengáis ningún poder en este asunto, que seáis un prisionero de la Constitución y de la gente que os rodea; pero tenéis un deber de hombre en el cual meditaréis cumpliéndolo, sin duda honradamente. No creáis que desespero del triunfo; lo repito con una certeza que no permite la menor vacilación; la verdad avanza y nadie podrá contenerla. Hasta hoy no comienza el proceso, pues hasta hoy no han quedado deslindadas las posiciones de cada uno; a un lado los culpables, que no quieren la luz; al otro los justicieros que daremos la vida porque la luz se haga. Cuanto mas duramente se oprime la verdad, mas fuerza toma, y la explosión será terrible. Veremos como se prepara el más ruidoso de los desastres."

Fuente: Busca Biografías


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