Y ellos necesitan de ustedes dos, por igual.
Ambos están a cargo del cuidado y de la crianza de los chicos, independientemente de lo que haya sucedido entre ustedes y de las razones que los hayan llevado a elegir (o a aceptar por decisión del otro) no estar más juntos.
Como pareja parental, el rol de padres está dividido entre ambos y es la responsabilidad de los dos ejercerlo de la mejor manera, por el bienestar de ellos.
Ambos tiene la misma relevancia en la educación y en el bienestar los niños, ya que representan el ejemplo que ellos seguirán y que, en enorme medida, dará forma a los vínculos que desarrollen con las demás personas al crecer (amigos, compañeros de trabajo, pareja, entre otros).
De nada sirve interponer los problemas con el otro miembro de la pareja parental en la relación con los más pequeños (o no tan pequeños) y que ellos sean testigos de situaciones que ningún bien les hacen y que, por el contrario, tuercen sus comportamientos hacia lugares que es mejor que nunca visiten.
Que te hayas separado de la mamá o del papá de tus hijos e incluso, que la relación entre ustedes dos sea mala, no implica que pongas distancia entre tú y ellos o que dejes que la situación se enfríe: recurre a la ayuda que sea necesaria (abogados, psicólogos, etc.) para reflotar el vínculo y que esté en el nivel que deseas y que ellos necesitan: un papá y una mamá presentes en cada momento de sus vidas.
Bien vale la pena dejar atrás las desavenencias, los rencores o lo que la presencia o la mera mención del nombre del otro pueda generar: lo más importante de la vida de ustedes son sus hijos y, por ellos, absolutamente nada es un esfuerzo imposible de realizar y todo vale la pena intentar.
Fuente: Mejora Emocional
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