lunes, 2 de febrero de 2015

Cuando los niños preguntan sobre sexo… por Merlina Meiler

Este es y ha sido siempre un tema difícil de abordar.

¿Qué información conviene dar y qué es mejor callar cuando los niños preguntan sobre sexo?

¿Hasta dónde explicarles lo que buscan saber, con qué términos y en qué momento o situación?

Este es un artículo publicado por La Nación.

En su haber como padres no hay adulto que no tenga alguna anécdota para contar sobre la inocente pregunta de su hijo que lo puso en “aprietos”.

Esa primera vez en que, ante el interrogante del niño, en lugar de buscar una respuesta se pensó más en una vía de escape. Hace 40 años, el libro De dónde venimos fue como un salvavidas que ayudó a una generación de padres a hablar de sexo y responder algunas inquietudes sobre el tema. Cuestiones referidas, principalmente, a las relaciones sexuales, la concepción, el embarazo y el parto. Un texto de avanzada para la época, según coinciden los expertos.

Hoy, los chicos son capaces de expresar sus dudas con mayor naturalidad que hace cuatro décadas. Y los adultos, en cierta medida, también han ido superando prejuicios, temores y vergüenzas. Sin embargo, la sensación de sentirse “en apuros” sigue latente. Porque hablar con los hijos sobre sexo en el siglo XXI supone nuevos desafíos.

Está claro que no sólo se trata de cómo vienen los bebes al mundo. “Hoy entendemos la sexualidad como algo mucho más amplio, como un aspecto constitutivo de los seres humanos que se expresa en todo lo que decimos, pensamos o hacemos. Nos interesa plantear una mirada actualizada de estos temas desde los derechos sexuales y reproductivos”, dice el antropólogo Marcelo Zelarallán, autor del libro ¡Sin vueltas! Nos animamos a hablar de sexualidad, junto con Silvia Hurrell, especialista en Ciencias de la Educación.

La mirada a la que se refieren los autores implica, entre otras cosas, “el autoconocimiento, el cuidado del cuerpo y de la salud, la expresión del afecto, la valoración de la diversidad, las muchas formas de ser varón y de ser mujer, y también el reconocimiento y las formas de actuar frente al abuso sexual, la violencia de género, la trata de personas o la discriminación por orientación sexual”, agrega Hurrell.

La curiosidad y las teorías

La psicóloga Susana Mauer, especialista en familia y niñez, aporta su punto de vista: para que la información sea adecuada, plantea, tiene que estar en consonancia con el sentido de aquello que el niño pregunta. “Antes de responder hay que entender qué están buscando saber, porque ciertos comportamientos intrusivos del entorno suelen entorpecer la curiosidad infantil.”

Llamar a las cosas por su nombre, en cualquier etapa de crecimiento, es fundamental. Al igual que promover el autoconocimiento y la exploración del cuerpo. “Pajarito, pitulín, cachu, agujerito, semillita, son el diccionario inventado en cada familia para bordear, en un decir a medias, los órganos genitales, las relaciones sexuales, la concepción. Los colores rosa y celeste con que la cultura vistió y estigmatizó las diferencias entre mujeres y varones ya no nos resultan creíbles”, dice Mauer.

Juan Assirio, secretario académico del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral, reconoce que los chicos comienzan cada vez más pequeños a preguntar sobre estos temas, y con una naturalidad que antes no había. Pero también opina que, “en los productos culturales actuales, de algún modo, todo se explica sexualmente”

Y en la tarea de dar respuestas, el académico considera que hay algunos puntos de fricción. “Uno de los errores de los padres es ofrecer respuestas a las preguntas del cómo [¿cómo se hace?; ¿cómo se evita?; ¿cómo se pone?] sin dar explicaciones. Si no hay porqués, si no hay un sentido de la persona y el cuerpo, no se pueden responder todos esos cómo.”

Diversidad sexual y abuso

“¿Mami, esos chicos son novios?” “Eh… Sí, Tomy.” La pregunta, formulada con distintos matices, es un clásico de estos tiempos. Y qué responder además de un dubitativo sí… “En el libro, planteamos que cuando pensamos en el amor de pareja lo más común es imaginar a un hombre y a una mujer, pero que no siempre es así, que también hay parejas del mismo sexo –dicen Hurrell y Zelarallán–. Y también decimos que todas las parejas, a medida que crece el amor, pueden formar una familia. Tan simple como eso.”

La foto familiar de nuestra época, interviene Mauer, muestra paisajes muy heterogéneos. “Se ha complejizado el rompecabezas con nuevas variantes de filiación, nuevas legalidades que son incorporadas entre los niños con más naturalidad que entre los adultos.”

Con respecto al abuso sexual, no hay matices. Es una vulneración de los derechos, es un delito.
“Desde la infancia es importante saber que en esos casos hay que decir «no» y que es preciso pedir ayuda a una persona adulta y de confianza”, concluye Hurrell.

¿Cuál es la edad para comenzar a hablar de sexo?

Tanto los autores de ¡Sin vueltas! como los demás especialistas consultados coinciden en que siempre es un buen momento para hablar.

Para Mauer, la apertura al diálogo y la comunicación fluida es clave. “La sexualidad nos acompaña desde que nacemos hasta que morimos. Se expresa cuando nos vestimos de una u otra manera, cuando nos miramos en el espejo, cuando nos enamoramos o peleamos por nuestros derechos”, reflexiona Hurrell.

“Algunos niños necesitarán un tipo de información, querrán saber sobre el origen de la vida; a otros les interesará hablar sobre el enamoramiento. Cada cual con su dosis necesaria”, concluye Assirio.

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