sábado, 23 de mayo de 2015

Parejas perfectas por Merlina Meiler

Las parejas perfectas no existen.

De a ratos, un vínculo (en especial, nuevo) puede parecer perfecto porque todo es novedoso. Vamos descubriendo al otro, comienzan los primeros acercamientos, notamos que su interés va in crescendo y así, también, aumentan el enamoramiento y la ilusión – lo que, claramente, es un estadio inicial de una relación, no un camino hacia la perfección.

Dicen por ahí que estamos cada vez menos tolerantes y pacientes, y que esto es lo que da lugar a tantas separaciones y divorcios. Considero que también, la idea de pareja perfecta juega en contra de la estabilidad.

Si no tenemos una relación que satisfaga todas y cada una de nuestras expectativas, entonces no funciona. El ser que elegimos no se adecúa a la imagen que tenemos grabada en nuestra mente y no damos la oportunidad ni de que él o ella se muestren tal cual son ni de comprobar, durante un tiempo prudencial, si podemos ser felices juntos.

O seguimos, pero nos desesperanzamos y nos desilusionamos a niveles tales que ponen en peligro la continuidad de lo que podría llegar a ser una unión satisfactoria entre dos seres humanos reales, con sus virtudes y con sus defectos.

¿Ficción o realidad?
Otro factor que puede influir es no darnos cuenta de que es necesario separar la ficción de la realidad.

Por alguna razón se suele creer que lo que pasa en el cuento de hadas que nos relataban de pequeños o que les leemos a nuestros niños en cierta medida podría concretarse o que los culebrones que no paran de repetirse en nuestros televisores y las comedias románticas con los actores y las actrices más guapos de Hollywood reflejan nuestra vida cotidiana en algún grado y, por consiguiente, darán lugar a nuestra gran historia de amor.

Nos abrazarán al lado del mar, bajo la luz de la luna llena, y nos jurarán amor eterno, bailando al son de una melodía que tocará sin cesar.

Ni hace falta que lo mencione: esto atenta contra la perspectiva real de encontrar un compañero para transitar de la mano esta gran aventura de vivir, día tras día (con sus bemoles y con sus momentos mejores que otros).

Si encuentras a un ser que te hace sonreír, que saca a la luz lo mejor de ti y que te trata con cariño y respeto, aunque no sea perfecto, ¡no lo dejes pasar! Estarás empezando a escribir una historia de amor que, esta vez sí, tendrá grandes posibilidades de tener un final feliz.

Fuente: Mejora Emocional

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