con palabras nacidas
del fondo de mi alma,
si te ha visto mirarme
cuando estoy dormida.
Le pregunté si ha oído
aunque sea un suspiro
escapando de tu pecho
cuando estás tan lejos
y piensas en los besos míos.
Ella me miró indiferente
como si mi voz fuera muda
y envidiosa de mi suerte,
reemprendió su camino
y me dejó con las dudas.
Entonces me di cuenta de
que aunque ella es tan bella,
se está muriendo de celos,
yo duermo en tus brazos
y ella, en lo alto del cielo.
María Elena Astorquiza V.
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