con su negro manto
bordado de estrellas
a decorar el cielo
de luces y perlas.
La luna discreta
asomó más tarde
alumbrando suave
sobre nuestro lecho.
Yo estaba despierta
velando tus sueños
y al verte dormido
me pareciste un niño
confiado y sereno
que desató en mi alma
una infinita ternura
y en profundo silencio,
me apegué a tu cintura,
cubrí tu rostro de besos
y meciendo tu cuna,
me dormí en tu pecho.
María Elena Astorquiza V.
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