Al amanecer, la aurora
y antes del amanecer,
la oscuridad de la noche
que hace largas las horas
y en la noche un rostro,
el rostro de un hombre,
un hombre que sueño
con mis ojos cerrados
dormido en mi pecho
y que cuando despierto
lo encuentro a mi lado
amarrado a mi cuerpo,
compartiendo mi lecho,
susurrando mi nombre,
con la expresión inocente
de quien sueña un beso.
María Elena Astorquiza V.
Foto:
Johannes Wessmark
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