alcanzar el sueño de tus palabras
ancladas en mi corazón,
saborear el olor de tu aroma
impregnado en mis ojos,
calmar la sed de tus caricias
atadas a los bordes de mi falda,
beber el brebaje de tus sentimientos
adherido a lo más profundo de mi ser.
Quise
ser el sol
que iluminara tus noches,
ser el pincel
que llenara tus días de colores,
ser las notas de aquella sinfonía
que grabaran caricias en tus mañanas,
ser la luna
que velara tus sueños.
Quise
ser la última estrofa
de aquel verso que escucharas
antes que mis campanas tañan
mi último aliento.
Maria Glez Méndez
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