me convierto en egoísta
y me olvido que la tierra
necesita tanto el agua
pues quisiera que la lluvia
se marchara de mi lado
porque las gotas que caen
me empapan de nostalgia
encogiéndome el alma.
Y miro entonces al cielo,
negro, gris y encapotado
esperando ver las nubes
tomar pronto otro camino
mientras el sol ya se asoma
y la temperatura sube,
entibiando mis suspiros
y pintando mis ventanas
con la blanca luz del alba.
María Elena Astorquiza V
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